miércoles, 22 de julio de 2009

¿Por qué?


¿Por qué resultó difícil el final de este encantador viaje?

Tal vez nunca obtendré una respuesta pero sé que la hay. Sé que allá arriba deben tener una buena razón y ni siquiera me atreveré a cuestionarla.

Tal vez nos salvaron de algo peor, tal vez probaban nuestra paciencia y fe, pero yo más bien me voy por esto: ¡VENECIA!

Pudimos observar uno de los atardeceres más bellos que recuerde detrás de las idílicas góndolas, sentimos el aire fresco de sus calles de agua, comimos un sabroso gelatto di frutti di bosco y escuchamos la hermosa melodía de un violin en la Plaza de San Marcos.

Lloramos, felices.

2 comentarios:

  1. Hace algunos años yo también llegué por casualidad a Venecia, y lo que más recuerdo es: una noche de otoño con una luna maravillosa y yo al fondo de la plaza de San Marcos llorando de emoción.

    Saluditos =D

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  2. Todos lloramos cuando terminamos en Venecia :)

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