miércoles, 22 de julio de 2009

Esperando

Se cumplieron las 2 horas y volvimos a escuchar el pitido que pronto volverían a dar un anuncio por altavoz, se escuchó "El tren Budapest-Venecia tiene 150 minutos de retraso". Seguramente estan bromando, primero dijeron que 120, ahora que 150. ¿Es un tren fantasma o qué pasa? Ya estuvimos 2 horas en el frío, no hemos dormido, ni comido y debemos llegar a nuestro avión.

Inclinamos nuestros rostros, cerramos los ojos y le pedimos a Dios que nos ayudara, así como lo había hecho hasta ese momento de nuestro viaje.

Como un milagro, aunque sabíamos que perderíamos nuestro vuelo, seguíamos en paz.

Yo la seguía abrazando y esperaba que eso le diera un poco de calor y de confianza. Aún así, necesitabamos más calor, compramos un chocolate y lo partimos en dos. Nada nos quitaba el frío, ni tampoco la fe.

Se escuchó otro pitido "El tren Budapest Venecia tiene 180 minutos de retraso, gracias por su comprensión".

Así que ya eran 3 horas. Bueno, definitivamente perderíamos el vuelo. Ni aunque corrieramos al aeropuerto lograríamos llegar.

Nada más queríamos un lugar cálido, las cabinas del tren tal vez, lo demás no importaba.

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